sábado, 2 de febrero de 2019

Estirpe

El modernismo empieza en el Renacimiento (siglo XV) cuando "el hombre" reeemplaza a "Dios". 
La idea de "pienso, luego existo". Es la época de "la razón" y "la palabra escrita". 
Nace la politica, la ideología liberal y la comunista. 
Se trata de alcanzar "la verdad". Nace la ciencia moderna. 
Aparece "el conflicto" que lleva a "la dialéctica". 
Se llega a una "sociedad disciplinaria" (vigilar y castigar). 
Se intenta llegar a "la libertad", pero se hace muy difícil alcanzarla. 
Pero se esta dentro de "una seguridad" que impone "el deber" bajo "una autoridad", a la que hay que "obedecer".
Asi nace "el estado" (poder politico) y unos "ciudadanos" que valoran "el trabajo", esto sera igual para "el capitalismo" como para "el marxismo". 
Asi aparece la idea del "progreso" (siempre a más) y se va hacia "el futuro". 
La sociedad se asienta en el pasado, no le importa el presente ya que su meta es el futuro (esfuerzo y postergación). 
Esos esfuerzos terminan en el siglo XX, con crisis, guerras, violencia y genocidio. Hay entonces una crisis de paradigma y aparece el posmodernismo.
Morirían de todas formas, así que les merecía la pena defender lo que habían saqueado aunque fuera a costarles la vida. Nosotros llegamos, tomamos posiciones delante de la panadería y ellos salieron, blancos, pálidos por la harina, como cadáveres polvorientos, en silencio. 
A pesar de que les pedimos que soltaran lo robado y levantaran las manos nadie hizo ningún gesto ni dijo palabra alguna. Los niños de delante se aferraban a las hogazas como si fueran sus juguetes favoritos. 
Tras ellos estaban las mujeres, enajenadas por el hambre, sin hogar, en aquella ciudad muerta que nosotros decíamos que habíamos liberado. 

Los hombres estaban en el río, flotando en la superficie del agua, por la que bajaban los cadáveres tumefactos de soldados muertos en las montañas, tragados por los barrancos, aspirados por las corrientes, mordisqueados por los hielos, da igual el uniforme que vistieran. 

En el aire persistía un olor a putrefacción, la humanidad entera era una cloaca a cielo abierto. 

Y entonces mi cabeza empezó a darle vueltas a la idea de que yo había ido a parar a un lugar en el fin del mundo para quitarles el pan de los brazos a aquellos niños.  

Del libro "Estirpe" de Marcello Fois

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